Mi parte del YO conectada con el niño que nunca crecerá para nunca perder su madura y adulta personalidad. Un flirteo con gusto alejado del concepto facilón del universo 'friki'. Un mal coleccionista, que con profundo amor y mirada retrospectiva, hace una minuciosa selección de objetos de culto, juego y exposición, para convertirlos en algo mucho más ambicioso que un simpático e inteligente packaging colorista que reta a la nostalgia de una generación.